miércoles, 10 de junio de 2009

La actitud personal, es imprescindible ante una “crisis”

Días atrás y escribí un artículo en el que me pareció de interés explicar como el cambio en la actitud ante la vida, puede transformar nuestra “crisis” personal en una llamémosle, fuente de mejoras en todos los aspectos. Tanto a nivel personal como profesional.

Si no recuerdo mal, el origen de la palabra crisis, es movimiento. Pero en el sentido de cambio, saberlo aprovechar o que nos hunda, depende más de lo que se cree en la actitud en que cada uno tomemos ante tal situación. Ya sea inesperada, injustificada, inevitable, provocada… da igual. Significa movimiento, cambio y por tanto para nosotros el significado final y esperado deberías ser adaptabilidad, mejora y madurez, si esperamos salir airosos claro.

La separación de los problemas según su gravedad y/o urgencia dependerá en parte, de factores internos (de uno mismo) y externos (no personales).

Factores Externos

Los factores externos pueden haberse originado en decisiones erróneas u insuficientes, previamente tomadas por nosotros mismos o bien por nuestro entorno. También puede haber circunstancias sobre las que tenemos control y sobre las que no. En cualquiera de ambos casos, de poco sirve martirizarse en: “lo que debería haber hecho si….”, “lo que no debería haber hecho…”, “y si no hubiese sido como….”, etc. Da igual, este análisis no hará más que empañar i retrasar nuestro proceso de adaptación y superación. Y en muchos casos, ni depende de nosotros el tiempo que pueda durar tal cambio/crisis. Por lo que en la medida de lo posible se puede/debe, buscar una posible causa – efecto y de esa forma justificar nuestra reacción de forma coherente y evitando si nos es posible, incurrir en errores pasados para prevenir o adaptarnos al futuro que como presente, se padece en el momento de la crisis.

Por decirlo más rápidamente y de forma clara, esconder la cabeza bajo el ala, vivir del recuerdo o llorar lo que ya no se tiene, no sirve. Se puede aprender de ello, pero cuanto antes sepamos dejarlo atrás con la lección aprendida, antes veremos la luz al final del túnel.
Fundamental es asumir la situación real actual, aprender de lo que hayamos vivido e ilusionarnos y no rendirnos ante un futuro, por muy incierto que parezca en el “cambio/crisis” en el que nos vemos o estamos inmersos.

Si los factores externos, no dependen para nada de nosotros, diría que no preocuparse… no vale la pena luchar por una cosa sobre la que no tienes, ni tendrás el más mínimo control y que no tenga dependencia alguna en lo que a tus actos o decisiones se refiere.
La parte que depende de ti, es la de aprender, adaptarte, luchar y estar al máximo de sereno para no tomar decisiones que no nos beneficien.

Si estamos sin empleo/sueldo: buscar, luchar, formarse (hay cursos subvencionados para la gente apuntada en paro), coger lo que sea (si de ello depende el comer de nuestra familia). Ya llegará tiempos mejores. Ahora lo importante, es no rendirse, enviar currículum, presentarse a entrevistas, llamar puerta por puerta si hace falta. Esperar a que surja algo, es jugar a la lotería con el pan de nuestros hijos. Normalmente o no toca, o toca poco.

Si se tiene alguna idea y puede ser un proyecto viable, capitalizar el paro para crear nuestra propia empresa, puede ser una de las soluciones. Hay entidades y organizaciones dónde se ayuda a nuevos emprendedores y se les asesora muy bien.

Buscar qué tipo de ayudas puede haber a nivel gubernamental para personas en situación parecida, y agotarlas todas. Ajustar al máximo el cinturón y escribir/planificar cada uno de nuestros gastos para saber exactamente cual es el margen de movimiento que tenemos y si la necesidad es inmediata o permite que nos aprovechemos de nueva formación asistiendo a cursos etc…

Buscar cauces amparados por la ley, y abogados del estado (o no) para defender nuestros derechos si creemos que han sido objeto de abusos.

En definitiva, menos quedarse en el sofá, todo vale. Ilusión, deporte y fuerza para empezar cada día con unas metas concretas de forma que nuestra autoestima se sume a nuestro esfuerzo y crezcan a la par.

Factores Internos.

En estos hablo ya con mucho conocimiento del problema: los he vivido, los he sufrido, los he analizado, ignorado, descuidado, estudiado, superado y creo que a dia de hoy y con la boca aún un poco pequeña, los he vencido. Sobre todo al miedo, al pasotismo, al “tengo la razón, los demás se equivocan y por tanto no hago nada”.

No voy a explicar mi vida, pero les diré que estoy divorciado, he sido empleado, he sido gerente llevando hasta cuatro empresas al mismo tiempo sin un equipo que me respaldase, soy empresario, soy socio, he sufrido “presuntamente” mobbing.

He sufrido o he pasado por muchos de los mentales asociados a determinados momentos de la vida (circunstánciales) que, de forma inesperada pueden crear en nosotros una “crisis/cambio” y para el que NO estábamos preparados o prevenidos (recuerdan los factores externos, no?)

Diagnostico a nivel personal: Ansiedad, Depresión, Baja Autoestima, Irritabilidad, Dolores de Cabeza o Migrañas, insomnio (desesperante), estrés, distrés, gula, anorexia…. Bueno, cada uno de nosotros le podría añadir algo, por qué tiene muchos nombres, pero sólo una solución.
La solución, es ilusión.

Ganas de superarlo, no de palabra, sino efectivas y que sean un reflejo real de nuestra voluntad, no un mero: “ya sé que…”, “No. Si lo sé, pero….”, “Sí, para ti es fácil decirlo…”, “Me da igual lo demás, el problema ahora lo tengo yo…”. Si quieren sigo, porque yo ya las he dicho y vivido todas, a mis treinta y cinco años. Pero lo malo es que lo he pasado dos veces, la primera depresión, la segunda estrés y ansiedad nada de depresión (ya aprendí algo en la primera).
Se lo digo con mucho conocimiento de causa, o todo vaya. Me atrevo incluso a asegurarlo. Se lo digo hoy que hará mes y medio o dos que por fin llevo, creo, un camino ascendente y mucho más rápido que la caída en barrena que me genero dichos estados. Con algún que otro pliegue por resolver, les diré que si no se ha pasado por ninguno de estos episodios, no nadie cercano. Es difícil no pensar: “Problemas tenemos todos, no serás tú especial….”. No, no soy especial y la prueba es que muchos de los que leerán este artículo lo entenderán perfectamente, por lo que a mi respecta es mucho más delicado, duro y difícil de lo que parece el superar estas soluciones. Es tan difícil que de hecho, es tratado como enfermedad y hay gente que no se recupera de por vida y a los que tristemente se les llega a dar incluso la larga enfermedad porqué no han sido capaces de superar el cambio o crisis, tan mencionado. A los que estén pasando por una situación complicada, ya sea de trabajo o personal es a los que quiero hacer reflexionar. Hasta que uno no se da cuenta del problema real, cambia el chip, y deja de pensar que quien soy yo para saber como está él. Hasta que no haga ese cambio, no lo empezará a arreglar.

Hablar abiertamente de nuestro problema, no somos contagiosos, exteriorizarlo, pedir ayuda.
Tomar la medicación siempre y si nos lo indica el médico claro. No dejarla. Hacer deporte, buscar nuevas vivencias, ilusionarnos y querer salir del “güjero”, es lo que decidirá cuando y en que momento, pasamos de ser un zombi a un ser viviente de nuevo. Sabremos disfrutar de lo que nos rodea, crecer como personas y madurar en la vida.

Este pretende ser un artículo de ayuda y auto reflexión para todos, pero además y para que vean que predico con el ejemplo. Es un desahogo, una terapia y una autoayuda para mi mismo y con sólo haber explicado el problema y que la solución está en nosotros, sólo por eso… hoy ya estoy más orgulloso de mi mejora y veo que efectivamente hay una luz que yo ya toco.
El otro día en un centro médico y residencia de ancianos. Tenia hora para mi médico. Hace unos meses me pasaba la espera con los hombros encogidos, mirada baja y seguramente enviando sms o jugando con el móvil, no sé si había gente a mi alrededor… “me daba igual, yo ya tenia los míos de problemas”. Esta vez fue distinto, no había nadie más que una madre acompañando a su hijo (de mi edad aprox.) y con depresión. Me acerqué a ellos y les pregunté a que hora tenían el médico. No era ese mi interés, sino el de entablar una conversa. Así fue, me gusto mucho y supe analizar al acto la situación, el estado y el sufrimiento del chico. El era yo, hace unos meses.
A esa simpática mujer y a él sobretodo, va dedicado este artículo y de hecho si soy sincero es por qué quiero ayudarle a él y al que lo necesite a superar estos momentos con gente que sin ser profesional, entiende como te sientes, que puedas no tener ganas de hablar a no ser que te pregunten y que vales más de lo que crees.

Mientras esperaba, leí también los escritos de los ancianos en la pared, me gusto mucho este:

"Hemos aprendido a nadar como los peces.
Hemos aprendido a volar como los pájaros.
Pero no hemos aprendido aún a vivir todos juntos como hermanos."

Habitación 502.2

Por cierto, antes de irme di el teléfono móvil a la madre. Por si a él, le interesa o quiere tomar algo algún día, aunque sea para hablar del tiempo.

Un saludo.
Josep Mª Picañol